Se cae el muro de Berlín, se pierde al amigo o al enemigo, todo se vuelve sobre sí, autorreferencial, universal, globalizado, la crítica se integra, se disuelve y busca la diferencia. Todo vale y nada permanece, el pop lo absorve todo, la moda, el diseño, el espectáculo, miles de formas, caen las élites y el arte es todo y nada. Ante el todo vale la búsqueda de definición, sin enemigo al que enfrentarse, sin códigos que reventar, ni morales que pervertir, la necesidad de autolegitimarse. El arte se ahoga en su discurso y renace de él, se vuelve su propia referencia y escapa de ella. El artista nada en un pozo sin fondo, él es arte, sujeto y objeto, de experimentación, de acción, de conversión. Busca aliados, resistencias, otros espacios, otras ciencias, lo abarca todo y se pierde en ello. El arte, el artista, el sujeto, el ser, un mundo, todos... Nada... El arte ha muerto, que viva el arte!