El
metro sale a la superficie, Hauptbahnhof. Quiere terminar y no dejarse
llevar por la nueva impresión de haber pasado dos estaciones sin
percibir parada ni descanso, quiere terminar de pensar y piensa
finalmente que la compresión del tiempo, su simultaneidad es la
expresión límite de la uniformidad. No lo dice, pero se acerca a ello,
quiza tenga miedo. Finalmente se alegra de pensar que su cuerpo no
envejece, sino que es la acelerada edad del tiempo la que maquilla y
reaviva su cansancio.